Con esa felicidad y esa tranquilidad que en ocasiones te arrollan y te hacen sentir bien, en el centro de todo, sin envidias, celos o preocupaciones, sin saber de dónde procede esa especia de equilibrio cuya perfección te hace temer hasta el mero hecho de pronunciarlo. Te sorprende hasta qué punto puede ser rara y difícil esa delicadísima y mágica armonía en la que tu mundo parece sonar de repente de la manera adecuada. Son instantes. Instantes que deberían vivirse en profundidad porque son inusuales. Y porque en ocasiones pueden concluir de repente sin que haya un auténtico motivo.
Veré como la noche se tiñe de un pálido azul, pero no será lo mismo sin ti, puesto que se necesitan dos para susurrar un te quiero♥.
jueves, 15 de julio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Que bonito el texto!
ResponderEliminar